Arriba del todo mi firma a la izquierda y a continuación a su derecha el título Diario de un Nac Mac Feegle. Justo debajo pone blog personal. Todo ello en letras negras. Debajo de todo eso mi cabecera, alargada y estrecha, ocupa todo el ancho de la página: DIARIO DE UN NAC MAC FEEGLE escrito con la curva adecuada para que formen el símbólo del infinito. A su derecha una media luna que lo bordea. Colores verde, naranja y marrón claro. A la izquierda del todo y abajo una foto de mi cara dentro de un circulo en plan avatar, todo ello sobre fondo negro. Debajo de esta cabecera ya viene el texto en letras negras sobre fondo blanco. Abajo del texto en mayúsculas pone LEER COMPLETO EN y una mano que señala en la última fila de abajo soyaspieyque.com que está escrito con los colores de la cabecera y a su derecha el mismo infinito también de la cabecera. El texto central de la imagen dice: la gestión del tiempo es un tema muy complejo en el autismo. La falta de exactitud y de anticipación nos provoca muchísima ansiedad. Una de las mejores formas de explicar esto es a través de una situación cotidiana: la eterna y horrible espera de no saber el momento exacto en el que vamos a recibir un paquete.

El repartidor de Amazon

No, no es el título de una película para adultos (¿os imagináis? en los mejores cines), es el tema del que os quiero hablar hoy. Una situación cotidiana que todos conocemos, sin tragedias y con humor, a ver si lo consigo. ¡Vamos allá! 👇

¿Quién no ha comprado por internet alguna vez? entras en la web de la tienda que más te gusta, compras, eliges método de entrega y… ¡a esperar! Fácil, ¿no? y un huevo. La gestión del tiempo es una de las cosas más difíciles de manejar para un #autista.

¿Qué día me va llegar? ¿Estaré en casa cuando me lo entreguen? ¿Pongo la dirección del trabajo? pero… ¿Y si me lo traen en fin de semana? ¡O por la tarde y no estoy! Voy a poner la de casa que a una mala me dejan el aviso. Entrega estimada mañana… ok, aceptamos barco (toma expresión para boomers).

Uf, pero ¿a qué hora llegará? joder… ya estoy nervioso. Me tengo que ir para casa que ya empiezo a tener ansiedad y a notarme como cansado. Tengo que irme a la cama temprano que mañana tengo que madrugar que no sé a qué hora va a venir el de Amazon. Me levantaré a las 9 porque antes de esa hora seguro que no pasa. Bueno, pero espera, ¿y si viene cuando estoy en la ducha? ¿Y si llega justo cuando estoy meando, me pilla ahí con la chorra en la mano y no me da tiempo a abrir la puerta? ¡Joder! No, no, mejor me levanto a las 8 y así para las 9 ya estoy listo.

Suena el despertador: las 8 am. Lo primero es mirar el móvil: en reparto. Uf… corriendo a la ducha. A las 9 sentado en el sofá, con la tele puesta, muerto de nervios y ansiedad y esperando, simplemente esperando sin hacer nada. 3 horas después me estoy meando, me asomo a la ventana, veo que no hay ninguna furgoneta de reparto abajo y echo a correr al baño, no vaya a ser que llegue justo ahora. Rapidito y vuelta al sofá, y así hasta que al fin suena el timbre. ¡Es él!, ¡sabes que es él! 😀

En el preciso instante en el que abro la puerta ya se me pasa todo. La ansiedad, los nervios, ¡todo! Incluso antes de que suba y me entregue el paquete. Antes incluso de tener que hablar con ese desconocido o de saber si tengo que firmar o no. Sí, sólo con escuchar el timbre y llegar a tiempo a abrir es suficiente.

¿Vaya flipe, eh? estamos locos estos autistas. Pues no… todo se debe simplemente a la gestión del tiempo. NECESITO QUE ME ANTICIPES CUÁNDO VAS A LLEGAR.

Otro ejemplo mucho más sencillo: el pedido del Mercadona. Lo selecciono para entregar de 15:00 a 17:00.

Pues ya está, problema solucionado. Nervios 0, ansiedad 0, toda la escena narrada anteriormente con lo de Amazon no ocurre. Absolutamente nada de lo contado anteriormente ocurre. ¿Por qué? ¡Pues porque me han dicho cuándo van a llegar! ¡Simple y llanamente eso! ¡Así de sencillo!

Si yo te pregunto cuanto falta y me dices: “un rato”, me vas a generar ansiedad. Sin embargo, si me dices 30 minutos no me creas problema alguno porque «un rato» no sé cuánto es, pero 30 minutos sí. Es lo mismo que el ejemplo de Amazon: no sé cuándo coño va a venir el repartidor. La horquilla temporal del reparto de «te lo entregamos hoy» es tan grande que me genera muchísima ansiedad, sin embargo, decirme de 15 a 17 horas es un lapso de tiempo razonable, claramente delimitado y perfectamente asumible. Necesitamos anticipación, no podemos vivir sin ella.

Parece complicadillo esto de ser autista ¿verdad?, tranquilos, que no cunda el pánico que de todo se sale en esta vida. Bueno de todo de todo no… del Milka de triple caramelo y del bizcocho de zanahoria de horno del Mercadona es jodido salir de cojones pero en ello estoy también.

¿Cómo gestiono yo este tema?, ¿no compro por internet? Pues sí, claro que compro y mucho además. Lo resuelvo de una manera muy sencilla: elijo que entreguen el paquete en un punto de recogida. Así ya no me tengo que preocupar de absolutamente nada. Cuando me llegue el mensaje de que ya ha sido entregado, decido el momento en el que voy a pasar a recogerlo. Al ser cuando yo quiera no tengo prisa ninguna. Puedo decidir ir a por él mañana o dentro de 3 días. Simplemente el hecho de poder gestionar y controlar el tiempo hace que no tenga ansiedad.

Normalmente suelo elegir una tienda que hay aquí cerca que tiene un armario de esos amarillos de varias puertas. Lo prefiero antes que la oficina de correos porque así no tengo que hablar con nadie, sólo dar las buenas tardes al entrar y después servirme yo mismo.

Que gran invento el autoservicio cuando eres autista, una maravilla la verdad. ¿Os dais cuenta lo importante que es conocerse a uno mismo? Si sabemos cómo somos y como funcionamos, podemos encontrar soluciones muy sencillas que nos evitan un montón de sufrimiento. Por eso para mí es tan importante tener un diagnóstico, compartir experiencias, ir a aprender con el psicólogo… a veces hay montón de cosas que, por llevar haciéndolas toda la vida, no nos damos cuenta que no son «normales», e incluso sin hacer grandes esfuerzos, las podemos evitar o solucionar, consiguiendo con muy poquito que nuestra vida empiece a dejar de ser el mismísimo Vietnam de los 70, sin necesidad de levantarnos oliendo a Napalm por las mañanas (Robert Duval no creo que me vaya a acusar de plagio ya).

Espero y deseo que estos peñazos que os suelto os ayuden un poquito, no sólo a los autistas sino también a esos neurotípicos que tenéis personitas alrededor a las que os gusta hacerles la vida un poquito más fácil. Y ahora con vuestro permiso, creo que me queda por aquí un poco de bizcocho…

¡Sed felices hostia!

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