Arriba del todo mi firma a la izquierda y a continuación a su derecha el título Diario de un Nac Mac Feegle. Justo debajo pone blog personal. Todo ello en letras negras. Debajo de todo eso mi cabecera, alargada y estrecha, ocupa todo el ancho de la página: DIARIO DE UN NAC MAC FEEGLE escrito con la curva adecuada para que formen el símbólo del infinito. A su derecha una media luna que lo bordea. Colores verde, naranja y marrón claro. A la izquierda del todo y abajo una foto de mi cara dentro de un circulo en plan avatar, todo ello sobre fondo negro. Debajo de esta cabecera ya viene el texto en letras negras sobre fondo blanco. Abajo del texto en mayúsculas pone LEER COMPLETO EN y una mano que señala en la última fila de abajo soyaspieyque.com que está escrito con los colores de la cabecera y a su derecha el mismo infinito también de la cabecera. El texto central de la imagen dice: Dada la buena acogida que ha tenido este tema, me he lanzado a seguir escribiendo sobre el resto de los sentidos. Espero que este hilo os guste, al menos tanto como el anterior. Capítulo II: el tacto

Hipersensibilidad II

Voy a continuar el hilo sobre hipersensibilidades que empecé el otro día. Hoy me apetece hablar sobre el tacto. Antes de nada, quiero dejar claro que con esto sólo busco dos cosas:

La 1º es la de intentar ayudar a conocerse mejor a personas autistas que se puedan ver reflejadas en las cosas que cuento y que hasta el momento no eran conscientes de ellas.

La 2º es la de daros a conocer al resto que existen muchas más formas de entender y percibir el mundo de las que nos han contado, que todas son igual de válidas (siempre que no se haga daño a nadie) y que esto sirva para que, desde el conocimiento, se deje de menospreciar a las personas que manifiestan que esta o tal cosa les molesta.

Es muy típico reírse de cosas que para ti quizá no sean importantes, pero para otra persona son muy dolorosas.

Hoy mismo tenemos el ejemplo de Simone Biles (27 de julio de 2021) que está siendo humillada e insultada por multitudes que ríen, menoscaban y menosprecian su dolor. ¿Sabéis cómo nos sentimos cuando al contar lo que nos pasa se ríen de nosotros diciéndonos que eso son tonterías, que somos unos exagerados y que nos quejamos por nada?

¿Cómo os sentiríais vosotros si tuvierais una herida en la piel que duele, yo os apretara y cuando empezaseis a gritar de dolor yo os dijera?: anda, anda, no seas exagerado si eso no es nada, te quejas por nada, siempre estás igual, te aguantas y punto que no es para tanto.

Pues al contar este tipo de cosas que os voy a narrar, es el riesgo que corremos, escuchar ese tipo de reacciones por parte de los demás, de ahí la importancia de esta mega introducción que os estoy haciendo (empieza a quedarme grande).

Dicho esto, empezamos con el tacto, ahora sí:

Cuando me hicieron la valoración me preguntaron si tenía dificultades con el tacto, yo dije que no. Inocente de mi… tengo varias y no lo sabía.

Recordad siempre que no todos somos iguales, os voy a contar algunas cosas en primera persona, y otras que considero habituales por la cantidad de veces que las he escuchado.

Me he dado cuenta ahora de mayor que lo de quitar las etiquetas a la ropa no lo hace todo el mundo. Yo lo hago ya de forma inconsciente casi y automática. Parece ser que es un rasgo de hipersensibilidad del tacto. Las etiquetas de la ropa nos molestan, mucho, rascan.

Ayer, (fijaos lo que os digo, ayer mismo, por eso es importante compartir experiencias) leí algo sobre las costuras de los calcetines. Me di cuenta que yo siempre los coloco de tal manera que la costura no me quede rozando la zona de entre el dedo y la uña por arriba porque me molesta muchísimo. Ese es otro rasgo que no sabía que tenía.

Hay determinados tejidos de ropa que «pican» y «rascan» mucho, molestan en exceso.

Hace años, en un campamento, me encontré con niños autistas que, en cuanto regresaban de la excursión se despelotaban por completo. ¡Pero que hacéis! Ellos no sabían por qué lo hacían, no tenían respuesta a esa pregunta, simplemente lo hacían y ya.

Hoy sé que es por culpa del tacto, les molestaba aquella ropa y se libraban de ella en cuanto podían.

Otra cosa que «rasca» mucho son las toallas. Son una mierda, era una de las cosas de las que más me quejaba de pequeño, casi nunca me seco, es algo automatizado ya de forma inconsciente, no es algo que yo haya decidido porque me haya parado a pensarlo.

Como veis, hacemos muchas cosas de forma automática sin ser conscientes de ellas.

Si me haces cosquillas te puedes llevar una buena patada en la boca (sin querer claro) porque no podré controlarme. Pisar piedras o algo así en una playa es insoportable y muy doloroso. Andar sobre la hierba me hace sentir como si fuera un fakir caminando sobre una cama de alfileres. Que me posen un brazo o una mano encima de mi hombro es como… pero ¿qué es ese peso tan incómodo que estoy notando ahí?, ¡quita coño! (en lo del contacto físico influyen más cosas que el sentido del tacto pero esto para otro día).

Otra cosa muy común en el mundo autista es que estamos llenos de moratones y no tenemos ni la menor idea de dónde, cuándo, ni cómo nos los hemos hecho.

Ahora voy a mezclar dos conceptos que no sé hasta qué punto están relacionados, pero tienen que estarlo de alguna manera: el tacto y el dolor:

Solemos percibir el dolor físico con retraso, además de tener una tolerancia extrema al sufrimiento. Yo he llegado a hacer auténticas burradas aguantando el dolor. Siempre que noto que algo va mal ya es tarde, la avería ya es demasiado grande.

¿Qué tiene que ver esto con el tacto?, pues lo siguiente:

No os imagináis la cantidad de autistas que salimos rosas de la ducha. Sí, rosas. El agua está demasiado caliente, tanto que nos quema y no nos enteramos.

Una de las preguntas que se suelen hacer en la entrevista de valoración es la del frío y el calor. Nunca había entendido esta cuestión hasta ahora que he leído muchas de vuestras experiencias. Me pasé varios inviernos con una roncha en la mano, no tenía ni idea de por qué, ahora ya lo se. Es una quemadura por fregar con agua caliente y caerme el chorro del grifo justo en ese punto. No era consciente de ello. Yo no he sentido nunca que me estuviera quemando ni nada parecido.

Otra cosa que nos suele agobiar mucho, pero mucho, es el vapor del agua caliente en la ducha. Desde pequeño yo siempre he inclinado la cabeza hacia delante para lavarme el pelo, cuando me obligaban a ponerla hacia atrás era horrible, no podía respirar del vapor caliente, me ahogaba, no lo podía soportar. Como no controlamos bien la temperatura del agua, nos pasamos casi siempre.

En el lado contrario está el frío. Meterme en el agua de la playa o la piscina es HORRIBLE. Me cuesta horrores.

Estoy harto de que me digan eso de métete de golpe. Si hago eso me verás convulsionar, con una tiritona que no habrás visto nunca. Soy hiper mega sensible al frío. ¡Ojo! con el tacto, es decir, con el contacto con la piel. A mí me encanta el invierno, es curioso ¿verdad?

Después de que me hicieran esa pregunta sobre el frío y el calor, al ver que los demás se metían en la piscina sin ningún problema y yo las pasaba putas fue cuando me di cuenta y empecé a comprender. Ni nosotros mismos sabemos las hipersensibilidades que tenemos porque nunca pensamos que lo que sentimos no es lo mismo que sentís los demás. ¿Como íbamos a saberlo?

Pero bueno no todo es malo. Las pelotas estas sensoriales con «púas» son maravillosas. Pasarme una por la cara es super placentero. Utilizar el cacharro ese de masajear la cabeza es una maravilla, sentir la arena de la playa bajo los pies o agarrar un buen puñado con las manos es una sensación maravillosa.

Vuelvo al mismo punto que en el hilo anterior sobre la hipersensibilidad acústica, yo creo que amplificamos, por eso lo bueno es muy bueno y lo malo muy malo.

Lo sentimos todo a un nivel muy superior al de cualquier persona neurotípica (excepto el dolor que parece que vamos con retraso, o aguantamos demasiado no lo sé), pero es más fácil decir que somos nosotros los que estamos mal (nosotros que somos los que sentimos y percibimos con una claridad meridiana), que decir que sois vosotros los que tenéis unos sentidos atrofiados ¿verdad?

El “neurocentrismo” siempre presente, el funcionamiento neurotípico como centro del universo: “lo nuestro bien, todo lo demás mal”. Si yo escucho regular y tu bien, la culpa es tuya por escuchar demasiado bien, ¡con dos cojones!

Bueno yo creo que ya es suficiente por hoy ¿no?, ¿qué os parece?

No nos digáis nunca por favor que lo que nos molesta son tonterías y, vuelvo a recordar, no todos somos exactamente como aquí he descrito, pero sí que creo que son cosas bastante habituales.

¡Sed felices!

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