Arriba del todo mi firma a la izquierda y a continuación a su derecha el título Diario de un Nac Mac Feegle. Justo debajo pone blog personal. Todo ello en letras negras. Debajo de todo eso mi cabecera, alargada y estrecha, ocupa todo el ancho de la página: DIARIO DE UN NAC MAC FEEGLE escrito con la curva adecuada para que formen el símbólo del infinito. A su derecha una media luna que lo bordea. Colores verde, naranja y marrón claro. A la izquierda del todo y abajo una foto de mi cara dentro de un circulo en plan avatar, todo ello sobre fondo negro. Debajo de esta cabecera ya viene el texto en letras negras sobre fondo blanco. Abajo del texto en mayúsculas pone LEER COMPLETO EN y una mano que señala en la última fila de abajo soyaspieyque.com que está escrito con los colores de la cabecera y a su derecha el mismo infinito también de la cabecera. El texto central de la imagen dice: Hoy no tenía pensado hablar de esto, pero dado todo el dolor que he leído y me habéis transmitido en el día de ayer (25 de diciembre), creo que es necesario contar algunas cosas. Espero como siempre que, aunque sólo sea un poquito, os pueda servir de ayuda.

La Nochebuena

La nochebuena es uno de esos días donde se espera mucho de nosotros. Se esperan cosas que no nos suelen gustar, que no queremos o incluso no podemos hacer, que nos molestan, nos hacen daño, nos desgastan y nos cuesta horrores llevar a cabo de la manera que la sociedad impone.

Aun así, os esforzáis al máximo. Yo sé que lo hacéis. Cada navidad volvéis a dar lo mejor de vosotros mismos. Esa cena llena de gente con conversaciones intrascendentes, con cuñados que lo saben todo, con ruidos, con luces, con comidas de texturas irreconocibles y olores molestos, con preguntas y comentarios ofensivos, dañinos, hechos siempre desde la visión de una única forma válida de existir, de ser y de vivir.

Sí, todos sabéis a que me refiero: ¿y la pareja para cuándo? ¿Cómo es que aún no tienes hijos? ¿La boda para cuándo? A ti lo que te pasa es que… tú lo que tienes que hacer es… uy, ¿cómo que no te gusta el marisco?, eso es que no lo has probado. ¿No tienes carnet de conducir?, pues eso no puede ser, no se puede vivir sin él, ¡te lo tienes que sacar! ¿Te molesta el ruido?, ¡pues te aguantas!, ¡que siempre estás igual!, ¡quejándote por todo!, pues no lo vamos a dejar de hacer por tu culpa, un día es un día, no te vas a morir por ello, no seas egoísta, deja de fastidiarnos la fiesta a los demás. ¡Bah! a ti no te pasa nada, ¿autista? tú que vas a ser eso… anda, anda, menos tonterías. A ti lo que te

pasa es que sois la generación de cristal. ¿Qué le pasa a tu hijo? nada, que le va a pasar, que está en la edad del pavo ya sabes… ¿y eso de los pronombres? vaya tontería, ya no saben que inventar, eso son modas, ya se le pasará con la edad. En cuanto encuentre una buena novia se le quitará toda la tontería. ¡Pero come que no has comido nada! Así estás de flaco, no me extraña. ¡Pero sonríe que vaya caro de asco tienes! ¿Por qué no sonríes? Eres un soso, siempre estás igual. Que sí, que tienes que brindar, pero ¿cómo no vas a brindar? ¿Por qué? Anda venga una copita déjate de tonterías, eso es tradición y se ha hecho siempre. ¿Cómo que no comes carne?, ¡ya estamos!, pues hoy la comes porque la he hecho yo y punto, ya estás fastidiando como siempre ¡Pero canta hombre! ¿Por qué no cantas? bah, contigo no se puede hacer nada…

¿Sabéis de qué os estoy hablando verdad? y nosotros ahí, esforzándonos al máximo por estar, por soportar toda esa sobrecarga sensorial, por intentar hacerlo de la mejor manera posible para no decepcionarlos, luchando, aguantando para no explotar…

Soportando una y otra vez todos esos comentarios despectivos que nos dicen que lo nuestro siempre está mal, que todo lo que hacemos está mal, que ser como somos está mal, haciéndonos de menos una y otra vez, minimizando y despreciando nuestras dificultades, ridiculizándolas al grado de no ser más que tonterías y mientras, nosotros seguimos ahí con la cabeza agachada, aguantando el chaparrón, sufriendo sola y únicamente para una cosa, para complacerles… porque si no hacemos lo que de nosotros se espera, nos hacen sentir malas personas.

Sentimos como los decepcionamos por no ser los hijos (familia, amigos, etc.) que esperan que seamos. Pero no es que les decepcionemos a ellos, es que decepcionamos a toda la sociedad, esa presión… ¿sabéis de lo que os estoy hablando verdad? ese miedo atroz a ser valiente y decir: NO, este año NO, esta vez voy a hacer lo que me gusta a mí, lo que me apetece a mí, lo que me divierte a mí, lo que a mí me hace feliz. ¡Ya está bien! Pero no, no somos capaces de dar ese paso ¿verdad?, porque el sentimiento de culpa que nos invade de ser unas malísimas personas es tan grande si lo hacemos que no somos capaces de ello.

Así que ahí seguimos, aguantando, dando el máximo, una vez más resistiendo ese maltrato psicológico continuo, pero no, ellos nunca tienen suficiente. Nunca sonreímos lo suficiente, nunca ponemos la cara lo suficientemente divertida que ellos quieren, nunca nos divertimos lo suficiente, nunca estamos a la altura, nunca nada de lo que hagamos para ellos será suficiente y se encargarán de recordárnoslo constantemente haciéndonos sentir como una mierda.

¿Cuántas veces hemos hablado de esto ya? Muchas, ¿verdad?, siempre es lo mismo.

Nuestra forma de SER está mal, no es válida y los decepcionamos por no comportarnos como la mentalidad única y verdadera dice que hay que hacerlo. Ahí están para recordárnoslo en días como el de Nochebuena mientras nosotros seguimos esforzándonos al máximo por ellos, simplemente por ellos.

Tiene cojones la cosa ¿verdad? ¿Merece la pena? ¿Pues sabéis qué? Un buen día te hartas, ya está bien de aguantar que te traten así, ya está bien de que te hagan sentir como si estuviera roto, ¡YA ESTÁ BIEN! y ese día… ¡ay ese día!

Ese día dices alto y claro ¡NO! Hoy voy a hacer lo que me apetece a mí. Te quedas en tu casa, te vas de viaje, con amigos… cada uno lo que le guste, quiera y le apetezca, y ese día… ¡ay ese día! Te das cuenta de que eres libre, de que tu vida es tuya y de que hasta ahora la habías perdido intentando complacer a los demás en vez de disfrutar de lo que a ti te gusta.

Recuérdalo siempre, tu vida te pertenece a ti, no a los demás. Si te apetece pasar el día en el sofá en pijama comiendo pizza, es válido. Si te apetece dormir temprano para madrugar al día siguiente e irte a correr por ahí, es válido. Si te apetece viajar, es válido, si te apetece estar en tu habitación jugando al LOL, es válido, no hay nada de malo en ello. Es tu vida, vívela como tú quieras, vívela como te haga feliz. ¡Ya está bien de aguantar y de sufrir! ¡YA ESTÁ BIEN!

Y no faltará esa presión social que te llame egoísta. ¿Yo?, ¿egoísta yo?, ¿egoísta yo cuando llevo toda la vida haciendo lo que los demás quieren sólo por complacerles, esforzándome al máximo cuando a ellos no les ha importado nunca absolutamente nada si a mí, eso me hace feliz? ¿Si yo lo estoy pasando bien? ¿Si estoy a gusto? ¿Si me estoy divirtiendo yo también? ¿Egoísta yo?, ¿en serio? Egoístas vosotros que me obligáis a vivir vuestra vida dejándome claro cada día que la mía no es válida. Y cuando decides libremente hacer lo que tú quieres, lo que a ti te hace feliz, entonces es cuando la sociedad se te echa encima, cuando todo el mundo te juzga, cuando te hacen sentir mala persona, cuando te recuerdan que ya te vale, que es que vaya como eres, ¿qué te cuesta por un día?

¿Sabéis de lo que os hablo verdad? pero cuando has conseguido dar ese paso, entonces… entonces eres libre y ya nadie te podrá parar.

Quiero dedicar este texto a todas esas personas a las que cada vez que se acerca una festividad de lo que sea os lo hacen pasar mal. Vivid como os salga de la punta del nabo y mandad a la mierda a quien os juzgue por ello.

¡Sed muy felices! 💪

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: