Arriba del todo mi firma a la izquierda y a continuación a su derecha el título Diario de un Nac Mac Feegle. Justo debajo pone blog personal. Todo ello en letras negras. Debajo de todo eso mi cabecera, alargada y estrecha, ocupa todo el ancho de la página: DIARIO DE UN NAC MAC FEEGLE escrito con la curva adecuada para que formen el símbólo del infinito. A su derecha una media luna que lo bordea. Colores verde, naranja y marrón claro. A la izquierda del todo y abajo una foto de mi cara dentro de un circulo en plan avatar, todo ello sobre fondo negro. Debajo de esta cabecera ya viene el texto en letras negras sobre fondo blanco. Abajo del texto en mayúsculas pone LEER COMPLETO EN y una mano que señala en la última fila de abajo soyaspieyque.com que está escrito con los colores de la cabecera y a su derecha el mismo infinito también de la cabecera. El texto central de la imagen dice: ¡Toma ya! Esta sí que no os la esperabais ¿eh?, ¿se me habrá ido la pinza ya del todo? ¿Me acompañáis un ratito en esta historia y lo comprobamos? La rigidez mental, capítulo I. "La ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento"

Star Wars: la rigidez mental

La rigidez mental es una de las cosas con las que más daño nos hacemos los autistas. Nos hacemos “pupita” a nosotros mismos sin querer y, lo que es peor, ni nos damos cuenta hasta mucho después, ni podemos evitarlo. Ah, ¿no?, ¿no podemos?, ¿seguro? ¡Pues sí!, ¡sí que podemos coño!

Hoy quiero hablaros de las distorsiones cognitivas. Este tema es amplio y complejo.

Aunque no son exclusivas de autistas, de momento me voy a centrar sólo en la parte que más nos interesa a nosotros. Lo voy a enfocar en lo que más nos urge: los enfados.

Distorsiones cognitivas las hay de muchas formas, tamaños y colores, hay categorías para aburrir pero… ¿qué son? Yo las llamo el efecto Kiko Narváez (psicólogos pensando que estoy loco en 3,2,1…)

Kiko fue un jugador de fútbol muy famoso en España, que cada vez que se quedaba sólo delante del portero la tiraba al muñeco. Es decir, remataba contra el cuerpo del portero, no metía una. ¿Por qué? El propio Kiko nos lo explica: cada vez que me quedaba sólo, el portero se convertía en gigante. Sólo veía al portero, no veía la portería por ningún lado.

Pues eso es una distorsión, magnificamos el problema o la dificultad hasta el infinito y perdemos de vista el verdadero objetivo. Y qué coño tendrá esto que ver con la rigidez mental me preguntaréis («emosido engañado»), porque ese era el tema del que íbamos a hablar hoy. ¡Pues todo! ¡lo tiene que ver absolutamente todo!

«Su carencia de fe resulta molesta.» —Darth Vader. (Que veáis Star Wars os he dicho)

Vamos con el primer ejemplo de rigidez que me enrollo mucho y después no me dan los caracteres:

Supongamos que estamos hablando con alguien sobre un tema concreto y nos da un punto de vista que nos resulta ridículo, muy ridículo. ¿Qué nos suele ocurrir a los autistas en este caso? Efectivamente, entramos en ebullición. Se nos empieza a poner la vena esta que tenemos en el cuello así como gorda, pero que muy gorda y muy morada. Nos empieza a subir una cosa por el pecho en plan: ¡pero vamos a ver!, ¡pero qué gilipollez me estás contando!, y sentimos esa ansiedad que nos sube por dentro, esa caldera a punto de estallar que no sabemos si darle dos hostias o estrangularlo… ¿sabéis cómo os digo?, y después nos vamos pensando: pero, pero, pero… ¿es imbécil?, pero ¿en serio no lo ve?, pero ¿cómo no puede darse cuenta de algo tan simple?, ¿cómo puede estar tan equivocado?

Los autistas me estaréis entendiendo ahora mismo perfectamente. Amigos neurotípicos, siento deciros que esto pasa y sí, pensamos eso de vosotros pero lo hacemos con cariño, de verdad, os queremos mucho igual aunque a veces deseemos estrangularos. En este caso estamos teniendo una distorsión muy evidente. ¿Por qué?, pues porque estamos haciendo una montaña de un grano de arena, estamos magnificando lo negativo hasta el infinito y estamos perdiendo de vista el objetivo que era hacer comprender a la otra persona que quizá esté equivocada. ¿De verdad es para tanto? no, vosotros y yo sabemos que no y, sin embargo, nos pasa.

Una aclaración importante: una distorsión es totalmente independiente de tener o no razón. Podemos tener toda la razón del mundo, lo que no está bien es cómo nos tomamos la situación. ¿Significa esto que no debemos enfadarnos por las cosas que nos ocurren? No, no significa eso, podemos enfadarnos perfectamente, es más, hay veces que incluso debemos enfadarnos, pero de ahí a estar tres días rumiando en nuestras cabezas lo sucedido, hay mucha diferencia.

El enfado no es la distorsión si no el CÓMO magnificamos ese enfado hasta durarnos días. Enfadarse es humano, convertirlo todo en un drama que nos dura horas o días es una distorsión.

Vamos con otro ejemplo: voy caminando por la acera y me tengo que apartar de golpe porque aparece uno en patinete a toda velocidad. ¡Me cago en “to” lo que se menea! Me enfado, ¡pues claro que me enfado!, ¡está prohibido joder! ¡Los patinetes tienen que ir por la carretera!, ¡lo dice la ley!

Bien, hasta aquí correcto. Tengo derecho a enfadarme, a quejarme y a protestar.

Ahora bien, ¿cuándo se produce la distorsión?, pues cuando seguimos nuestro camino, rumiando sin parar en nuestro cabeza lo sucedido. Eso es rigidez mental pura y dura: pasarse tres días seguidos dándole vueltas en la cabeza a lo del patinete o a la opinión ridícula de la persona del primer ejemplo. Es rigidez porque no tenemos la flexibilidad suficiente para ACEPTAR que los seres humanos no somos perfectos y cometemos errores. Somos rígidos y no flexibles con el error humano. Esas cosas pasan, van a seguir pasando y no podemos hacer nada para evitarlo porque no dependen de nosotros.

La distorsión más típica para un autista es «por qué»: por qué hacen esto, por qué hacen lo otro, por qué no lo ven, cómo es posible que no vean algo tan sencillo, etc. raca, raca, raca mentalmente tres días seguidos, o incluso en el mismo momento pillándonos un calentón de la virgen.

¿Nos apartamos cuando pasó el patinete?, ¿expusimos nuestro punto de pista en la discusión? Pues ya está, ese era el objetivo. Todo lo demás es distorsión, darle vueltas una y otra vez nos hace darle una dimensión a lo sucedido que no tiene, nos aleja de la realidad y nos provoca daño a nosotros mismos y a los demás.

Convertimos al portero en un gigante y dejamos de ver la portería.

Por un lado, cuando nos peleamos con nuestros pensamientos, estamos dándole de comer a nuestra ansiedad. Se pondrá gorda como yo en navidad cuando le doy a los polvorones y al turrón y, hacerla adelgazar después es difícil de cojones. Burnout al canto.

Os suena de algo ¿verdad?

Por otro lado, podemos tratar muy mal a la persona con la que estamos hablando, podemos utilizar un lenguaje agresivo propio del calentón, que no sirve para absolutamente nada más que para que la otra persona se enroque y saque las garras.

Se me acaban los caracteres por hoy y aún queda mucho por contar. Ya os dije que este tema era muy amplio y complejo así que yo creo que lo mejor será hacerlo por capítulos.

Bien, ahora que ya sabemos lo que son las distorsiones cognitivas y su relación con la rigidez, ¿qué nos queda?, sí, lo habéis adivinado: ¿Cómo lo solucionamos? Controlando las distorsiones aprenderemos a aceptar y, con ello, manejaremos mucho mejor esa cosilla sin importancia (sarcasmo) a la que llamamos rigidez.

Tenemos que entrenar, entrenar mucho y tener mucha paciencia. Sin prisa, Roma no se hizo en un día. Para llegar al final de una escalera hay que subir todos los peldaños uno a uno. Si nos lo proponemos y nos esforzamos un poquito podremos conseguir controlar esas distorsiones, rebajar nuestro nivel de ansiedad, e incluso podemos llegar aceptar las cosas que nos ocurren sin entrar en una explosión volcánica interna. Es tan malo explotar hacia fuera como llevarlo por dentro. Cuando veáis que un autista no os habla porque está enfadado ya podéis temblar, porque llevará dentro más presión que una olla exprés a la que se le ha atascado el pitorro.

Y con esto termino por hoy. Si os ha gustado, haré otro capítulo contando como podemos empezar a trabajar esto. Haced caso siempre a Yoda: «La ira lleva al odio y el odio al sufrimiento»

2 comentarios en “Star Wars: la rigidez mental”

  1. Renacido Neurodivergente

    No sabía lo que era una distorsión cognitiva. Pero ahora que lo explicas. Cteo que he tenido una, por … 12 o 14 años. Problemas en un trabajo donde evidentemente he distorsionado y luego debe ser algo más. Se ha hecho una bola de nieve. De 14 años, sumarios administrativos y todo el rollo. Que mi jefe es un idiota y un delincuente. No hay duda. Pero hasta donde lo he llevado.

    1. Claro, al final no podemos evitar cómo son los demás pero si que podemos actuar sobre hasta dónde llevamos las cosas. En realidad tenemos muchas constantemente, los neurotípicos también pero nosotros solemos ser distorsiones continuas con patas. ¡Un abrazo! gracias por comentar 🙂

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: